Lo que todo el mundo sueña...

Si hay algo que todo el mundo hace, es soñar. Unos sueñan despiertos, otros sueñan dormidos, pero todos soñamos.

Muchos se quedan dormidos, cuando despiertos tienen la esperanza de algo grande. Dormidos con la ilusión en algo que parece estar muy lejos. Dormidos en sus propios sueños.

Todo el mundo sueña con que un día todo sea diferente y la vida le sonría. Todo el mundo espera que la ilusión del hoy sea un hecho mañana, que el miedo y la desesperanza desaparezcan de la faz de la tierra.

Todo el mundo sueña con un mundo nuevo, con una tierra que florece y esté llena de manantiales. Con un sol que alcance lo oscuro de la vida. Con que lo malo sea sueño y lo bueno sea eterno y real.

Todo el mundo sueña que un día podrá dormir tranquilo, pensando que el mañana es un hecho y no una vaga ilusión. Todo el mundo sueña que no tendrá que poner candados  a sus puertas un día no muy lejos.

Todo el mundo sueña que sus esfuerzos no sean en vano y poder obtener el premio anhelado y merecido. Que vale la pena ser bueno, aún cuando no vale la pena.

Todo el mundo sueña que podrá entregarse sin miedo, que podrá amar sin miedo. Sin miedo a sufrir y ser defraudado. Sin miedo a vivir amando solo.

Todo el mundo sueña, sueña que no tendrá que cubrirse de acero y ser indiferente al dolor de otros. Que podrá confiar en el que ni siquiera hace alarde de sus méritos porque con sus hechos basta y sobra. En que sin miedo podrá dejarse caer sobre la cama de algodón que le ofrece su vecino.

Todo el mundo sueña con ser feliz. Todo el mundo sueña con que el universo entero le de una sonrisa. 

Y yo, yo sueño con despertar un día.