"Cambiando espejitos por oro"

Hoy día nuestra historia nos cuenta, cómo eran engañados en su inocencia, los aborígenes, quienes desconociendo el valor de una piedra, la cambiaban por otra que al parecer era mas atractiva y más bonita. Vaya!, qué malvados los españoles de aquellos días! Abusar de la inocencia de aquella gente, eso es indignante, eso es reprochable. Pero no se queda ahí.

Ellos en su afán de riquezas se apropiaban de las tierras y todo lo que era de los aborígenes. Los españoles tenían el conocimiento, por tanto, tenían el poder. Les sobraba la inteligencia para someter a los indios, y solo unos pocos con algo de luz que le había dado la experiencia, se sublevaban y trataban de seguir siendo personas. Si, personas y no seres sin ánima o alma.

Entonces hoy nos atrevemos a decir, qué abuso!. Y si que lo era, se necesita carecer de razón y corazón para hacer algo así con los semejantes. A lo mejor los españoles se extirparon todo eso antes de emprender su viaje. Podían hacerlo, pues tenían el conocimiento, conocimiento del que carecían los aborígenes. Conocimiento que en lugar de enseñar, lo aprovecharon para satisfacer sus ansias de riqueza y poder.

Pero, zarpando, volando, o haciendo un viaje al presente, ¿sera que eso es cosa del pasado realmente?, ¿será que ya no hay aborígenes sin conocimiento? ¿será que ya no hay inteligentes que explotan a sus semejantes para hacerse  ricos? ¿ o será que ya nadie carece de corazón y razón?

Bueno, si seguimos haciéndonos preguntas, quizás dentro de tres siglos acabamos, por decir un tiempo. 

Entonces ahí es que caigo en nuestros políticos. Si, no en la política, sino en los políticos. Comparemos. Hoy, los políticos 
Nos están cambiando "espejitos por oro". Si, así mismo. Somos conscientes del abuso, pero nos hacemos los "chivos locos". Por un pedasito de espejo, damos lo mejor de nosotros. Sin pensar siquiera en nosotros mismos y menos en el prójimo.

Es como que dándonos cuenta, no nos queremos dar cuenta, valga la redundancia. Reclamamos, pero nos cierran la boca con "un pedasito de espejo". Espejo que pierde su sentido muy rápidamente, y entonces es cuando empezamos a arrepentirnos de haber aceptado ese anhelado "pedasito de espejo".

Creo que es hora de abrir muy bien los ojos. Y empezar a entender y diferenciar quién es sabio y quien sólo es inteligente.

Nuestro valor no se mide en monedas ni regalitos de un día, a pensar bien pues.
 Un hombre sabio, busca el bien de todos, un hombre inteligente busca lo suyo solamente.

Existe alma en cada ser, nadie está vacío.Y nadie es tan cruel como para no ver el dolor del otro. No somos ignorantes del todo, tenemos todos los medios para no serlo. Tantas cosas que pasan muy a menudo, cosas que nos asustan y nos espantan. Nos hacen pensar en el fin.

Las ideas son las que hacen al hombre grande, pero las ideas solas no bastan si no se ejecutan.Todos queremos algo mejor, algo nuevo.


Somos seres débiles, frágiles. Vamos de caída en caída, pero si aún así seguimos, es ahí donde está el verdadero valor, el verdadero sentido de la vida.

Nadie es lo suficientemente bueno, como para cambiar el mundo el sólo, y nadie es lo suficientemente malo, como para no poner un poco de su parte.











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